ARGENTINA | Agosto de 2008
Foro de Laicos. ”Caminamos hacia el Bicentenario. Por
una Patria sin Excluidos.”
Exposición de la Senadora Nacional por la provincia
de San Luis Liliana T. Negre de Alonso
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La Senadora Liliana T. Negre de Alonso, en
su carácter de presidenta de Acción Mundial
de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida fue invitada a
presentar su ponencia, en Huerta Grande, provincia de Córdoba,
el 17 de agosto de 2008, bajo el título:
“PARTICIPACIÓN Y COMPROMISO
EN EL ORDEN POLÍTICO”
|
La Senadora Nacional por la provincia de San Luis,
Liliana Negre de Alonso, junto al
Diputado Nacional de Santa Fe, Pablo Ventura Zancada;
compartiendo el panel en el
Foro de Laicos 2008. |
La problemática de la globalización.
Me parece oportuno para empezar a abordar el tema que nos
convoca,”Participación y compromiso en el
orden político” referirme en primer lugar
a la globalización. Hoy la globalización fomenta
el desarraigo, la pérdida de certezas, unifica el pensamiento
y elimina la diversidad constitutiva de toda sociedad humana.
La globalización tiene un gran poder disgregador (La
nación para construir- Utopía pensamiento y
compromiso Cardenal Jorge M. Bergoglio- Ed. Claretiana.),
reduce a las personas a su dimensión económica,
y la capacidad de acción transformadora sobre la realidad
se reduce a un rol de consumidores mecánicos.
La globalización es una palabra cargada de significación
homogeneizante, implica:
a) Una sola línea de pensamiento; b) Una sola línea
de conducta; c) Una sola línea de supervivencia; d)
Una única dirección cultural de la existencia,
viene un cambio cultural. Se promueve un verdadero cambio
cultural, un proceso evolutivo en relación con la sexualidad:
a) Ruptura entre sexualidad y procreación; b) Ruptura
entre sexualidad y matrimonio; c)Ruptura entre sexualidad
y amor; d) Ruptura entre sexualidad y naturaleza.
Hay una verdadera revolución sexual y una verdadera
transformación conceptual, todo impuesto a través
de la globalización. Nos dicen: por
a) Aborto: derecho a disponer del propio cuerpo, o interrupción
voluntaria del embarazo, o regulación de la fertilidad
(En oportunidad las deliberaciones de la tercera reunión
preparatoria para la Conferencia de El CAIRO, el Director
de la División Salid Familiar de la OMS Tormie Turmen
en fax dirigido desde Ginebra a Andrew JH. Joseph, Director
de la OMS en New York.), aclaró que el término
“regulación de la fertilidad “incluía
la planificación familiar, el aborto, la alimentación
materna y el retraso en la edad de las nupcias”. (El
desarrollo sustentable. La nueva ética internacional
Juan Claudio Sanahuja, pág. 40 Ed. Vértice.)
b) Por Masturbación aprender a quererse,
c) por Matrimonio, compañero o pareja, d) Por desviación
sexual, opción de género.
d) Por repartir profilácticos, educación
sexual,
e)Por Pederastia, adulto con insatisfacción;
f) Por eutanasia, caridad o solidaridad;
g)Por feto, producto no deseado;
h) Por familia, familias.
La globalización es una imposición unidireccional
y uniforme de valores, de prácticas, que lleva a una
integración entendida como imitación y subordinación
cultural, intelectual y espiritual. Frente a este proyecto,
que nos gregariza, La Iglesia nos convoca a poner en común
aquello que nos diversifica, que nos diferencia, o sea el
carisma personal de cada uno , la pertenencia personal de
cada uno a grupos, a partidos politicos, a Organizaciones
No Gubernamentales, a parroquias etc., a realizar los distintos
aportes personales, para que de ello surja la unidad plurifacética.
El papa Benedicto XVI, en referencia a la vida en la iglesia,
del Apóstol Pablo, nos dice: "Obviamente remarcar
la exigencia de la unidad, no significa que deba uniformar
o aplanar la vida eclesial según un único modo
de obrar. Al contrario Pablo enseña a “no extinguir
la acción del Espíritu” (1 Tes 5, 19)
o sea, a dejar lugar generosamente al dinamismo imprevisible
de las manifestaciones carismáticas del espíritu
que es fuente de energía y de vitalidad siempre nueva...”
(Benedicto XVI El Año de San Pablo Ed. San Pablo)
Esa unidad, nos dice el cardenal Bergoglio, en el documento
citado,(idem 1) se basa en tres pilares:
a) La memoria de nuestras raíces: su terruño,
sus tradiciones, su identidad como pueblo que deben sostenerse.
b) Coraje frente al futuro. Si no hay coraje hay sumisión:
a los poderes de turno, a los imperios culturales, politicos,
económicos, o a las modas de turno, a todo lo que
hegemoniza.
c) La captación de la realidad presente. e debe hacer
un análisis de la realidad que se está viviendo,
para no fragmentarse y dividirse.
Para todo ello es necesario la participación política.
La participación como un derecho - deber para
los católicos.
Creemos que el único modo de transformar la realidad
es la participación en los ámbitos públicos.
La política es la única forma a través
de los instrumentos que nos proporciona la democracia para
poder construir un país mejor, desde la política,
se realizan y ejecutan los programas de gobierno, se proyectan
las políticas públicas y las leyes y se diseña
el proyecto de país, en consecuencia el gran desafío
es la participación.
Esa participación que nos lleva desde cualquier espacio
político, a construir una sociedad donde se respeten
los valores y principios del orden natural. Esto para los
católicos, es un derecho-deber. Debemos cambiar la
muletilla de “la política es corrupta”
por la consigna “Si podemos cambiar el mundo no nos
podemos contentar con cambiar el canal de televisión”,
la responsabilidad es de todos, la política no es corrupta
en sí misma, los hombres son los corruptos, consecuentemente
debemos hacer cirugía con la patología y estimular
las partes sanas del cuerpo para que el mismo siga creciendo.
La Iglesia venera entre sus santos a personas que han ejercido
en la función pública, como San Luis Rey de
Francia, y el Patrono de los Gobernantes y Politicos Santo
Tomas Moro, quien supo testimoniar hasta el martirio la inalienable
dignidad de la conciencia.
La participación comprende varias facetas: a)todos
podemos contribuir por medio del voto a la elección
de legisladores y gobernantes, ese es el gran instrumento
con que cuenta cada ciudadano, debiendo para ello exigir:1°)Que
se elabore un programa claro y entendible de lo que consideran
el bien público. 2°) Exigir el cumplimiento de
ese programa en su acción política. 3°)
Que en su conducta personal se atengan a los presupuestos
en los que se basa su propuesta política, coherencia,
unidad de vida 4°) Que no se mienta en el ejercicio de
su cargo. Ello implica el ejercicio responsable del voto.
b)Podemos participar desde las distintas organizaciones de
la sociedad civil, efectuando un responsable control del ejercicio
del mandato a los gobernantes y legisladores, siguiendo sus
propuestas, dud discusos, la ejecución de las políticas
publicas y los proyectos de leyes presentados o las posturas
en cada uno de los temas sometidos a debate ya sea en las
comisiones o en el recinto. Para ello o los modernos sistemas
informáticos, nos permiten acceder a las paginas Web
de los distintos oficinas y cámaras de representantes
- Senado y Diputados de la Nación, legislaturas provinciales,
Consejos deliberantes etc.- para ejercer este derecho. c)
Finalmente la participación también implica
la colaboración las sugerencias, el aporte de ideas
y el compromiso que todo esto implica.
El ejercicio responsable del voto.
Creo que este tema merece un párrafo especial. Efectivamente
como lo ha expuesto el Papa Benedicto XVI en el discurso pronunciado
el 29-3-06 con motivo del congreso realizado por el Partido
Popular Europeo “Los principios que no son negociables
para la Iglesia en la vida publica” los procedimientos
anteriormente mencionados para ejercer responsablemente el
voto, nos debe llevar a aclarar correctamente los temas que
para el católico son fundamentales al momento de emitir
el sufragio y que son innegociables para un católico:
a) Protección de la vida en todas sus fases, desde
el primer momento de su concepción hasta su muerte
natural. b) reconocimiento y promoción de la estructura
natural de la familia, como unión entre un hombre y
una mujer basada en el matrimonio y su defensa ante los intentos
de hacer que sea jurídicamente equivalente a formas
radicalmente diferentes de unión que en realidad la
dañan y contribuyen a su desestabilización,
oscureciendo su carácter particular y su papel social
insustituible.
c) La protección del derecho de los padres a educar
a sus hijos.
Asimismo Juan Pablo II expresó que quienes se comprometen
directamente en la acción legislativa tienen la precisa
obligación de oponerse a toda ley que atente contra
la vida humana. para ellos como para todo católico,
vale la imposibilidad de participar en campañas de
opinión a favor de semejantes leyes y a ninguno de
ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto.(Juan
Pablo II Carta Encíclica Evangeliun vital N° 73
cit. Nota doctrinal de la Congregación para la doctrina
de la Fe “ Sobre algunas cuestiones relativas al compromiso
y la conducta de los católicos en la vida política.
Pág. 13 Ed. San Benito)
Cambiar la sociedad, implica compromiso, y ese compromiso
significa también esfuerzo y el sacrificio de dedicar
posiblemente, horas del descanso, o del entretenimiento, para
poder encaminarnos todos juntos a ser nación,. Una
nación cuya identidad sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común. Esto es posible,
uno más uno igual a dos uno más DIOS INFINITO.
Quiero concluir con las Bienaventuranzas que escribió
el cardenal vietnamita François-Xavier Nguyên
Van Thuân (1928-2002). ROMA, 17 octubre 2007:
"Las bienaventuranzas del político.
1. Bienaventurado el político que tiene un elevado
conocimiento y una profunda conciencia de su papel. El Concilio
Vaticano II definió la política «arte
noble y difícil» (Gaudium et spes, 73). A más
de treinta años de distancia y en pleno fenómeno
de globalización, tal afirmación encuentra
confirmación al considerar que, a la debilidad y
a la fragilidad de los mecanismos económicos de dimensiones
planetarias se puede responder sólo con la fuerza
de la política, esto es, con una arquitectura política
global que sea fuerte y esté fundada en valores globalmente
compartidos.
2. Bienaventurado el político cuya persona refleja
la credibilidad. En nuestros días, los escándalos
en el mundo de la política, ligados sobre todo al
elevado costo de las elecciones, se multiplican haciendo
perder credibilidad a sus protagonistas. Para volcar esta
situación, es necesaria una respuesta fuerte, una
respuesta que implique reforma y purificación a fin
de rehabilitar la figura del político.
3. Bienaventurado el político que trabaja por el
bien común y no por su propio interés.
Para vivir esta bienaventuranza, que el político
mire su conciencia y se pregunte: ¿estoy trabajando
para el pueblo o para mí? ¿Estoy trabajando
por la patria, por la cultura? ¿Estoy trabajando
para honrar la moralidad? ¿Estoy trabajando por la
humanidad?
4. Bienaventurado el político que se mantiene fielmente
coherente, con una coherencia constante entre su fe y su
vida de persona comprometida en política; con una
coherencia firme entre sus palabras y sus acciones; con
una coherencia que honra y respeta las promesas electorales.
5. Bienaventurado el político que realiza la unidad
y, haciendo a Jesús punto de apoyo de aquélla,
la defiende. Ello, porque la división es autodestrucción.
Se dice en Francia: «los católicos franceses
jamás se han puesto en pié a la vez, más
que en el momento del Evangelio». ¡Me parece
que este refrán se puede aplicar también a
los católicos de otros países!
6. Bienaventurado el político que está comprometido
en la realización de un cambio radical, y lo hace
luchando contra la perversión intelectual; lo hace
sin llamar bueno a lo que es malo; no relega la religión
a lo privado; establece las prioridades de sus elecciones
basándose en su fe; tiene una carta magna: el Evangelio.
7. Bienaventurado el político que sabe escuchar,
que sabe escuchar al pueblo, antes, durante y después
de las elecciones; que sabe escuchar la propia conciencia;
que sabe escuchar a Dios en la oración. Su actividad
brindará certeza, seguridad y eficacia.
8. Bienaventurado el político que no tiene miedo.
Que no tiene miedo, ante todo, de la verdad: «¡la
verdad –dice Juan Pablo II– no necesita de votos!».
Es de sí mismo, más bien, de quien deberá
tener miedo. El vigésimo presidente de los Estados
Unidos, James Garfield, solía decir: «Garfield
tiene miedo de Garfield».
Que no tema, el político, los medios de comunicación.
¡En el momento del juicio él tendrá
que responder a Dios, no a los medios!"
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